The Crazy Gang'. La banda de los locos. Ese era el nombre
por el que la prensa se refería a una panda de «alcohólicos profesionales del
fútbol» que dieron la vuelta al mundo.
Eran los chicos del
Wimbledon, ese equipo que en la década de los ochenta llegara a ganar la FA Cup
ante el Liverpool de Aldridge, aquel larguirucho de bigote fino que se ganó a
la afición de la Real Sociedad, y Bornes.
Una panda de agresivos, pero buenos chicos, capaces de lo
peor lejos de los terrenos de juego, pero que sobre el césped se ganó el
corazón de Inglaterra. Entre ellos estaba Dave Beasant, que se convirtió en el
primer guardameta en parar un penalti en una final de la Copa de Inglaterra
disputada en el mítico Wembley. Y eso que la noche anterior marchaban de pub en
pub bebiendo pintas, aunque obligados por su entrenador, Bobby Gould.
Ahora, casi 3 décadas después y con el paso del tiempo en el
rostro, Dave no puede más que reírse de aquello: «Éramos un equipo que, con
trabajo y humildad, se convirtió en una sorpresa dentro de la 'Premier
League'». La base del triunfo de aquel Wimbledon ochentero era, según Dave, «el
trabajo y pensar que debíamos ganar cada partido, pero sobre todo con mucho
respeto al rival. Hacíamos nuestro fútbol y ganábamos partido, por lo que nos
convertimos en un pequeño éxito dentro del fútbol inglés». Un equipo que, según
Beasant, «es imposible que vuelva a repetirse. En Wimbledon hacíamos un juego
práctico que se entrenaba en cada sesión y es muy complicado que se repita otra
vez».
Entre las barbaridades de estos adorables locos se
encontraba la de gastar novatadas a los nuevos, a los que llegaron a quemar
toda la ropa o le pinchaban las ruedas del coche. Este comportamiento les hizo
coger un espíritu de equipo nunca visto en el mundo del fútbol, difícil de
repetir. Tanto, como su rocosa manera de ver el fútbol y que se basaba en un
principio inamovible: «Nosotros contra el mundo». Los cabecillas de este gran
Wimbledon eran los carismáticos, a la vez que violentos, Dennis Wise, John
Fashanu o Vinnie Jones, dos veces ganador del premio Empire al mejor actor de
reparto del Reino Unido: «Vinnie era albañil antes de futbolista y llegó a
Wimbledon cuando era semi profesional. Es una historia interesante la de
Vinnie, siempre cumplía un personaje, estuviera donde estuviera y jugara en la
posición que jugara».
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