jueves, 5 de febrero de 2015

El niño que soñó con volar



Con solo ocho años, Marcos González de la Peña perdió una pierna. Ahora, este jerezano es profesor de Educación Física e imparte clases de Kite Surf en Tarifa




"Un día te levantas con una pierna, pero tienes que seguir adelante".  La vida de Marcos es sinónimo de superación, de una persona que ha ido más allá de los límites. Es la vida de una persona que no conoce la palabra imposible, básicamente, porque 'Como sabía que no era imposible, lo intenté'. Ese es el lema que reza en su prótesis, una pieza mecánica traída de Estados Unidos y que le ha servido para hacer su sueño realidad; volar. Porque Marcos González de la Peña es el niño que soñó con volar. Y lo consiguió.
Marcos es un joven jerezano de 30 años que da clases de Educación Física en un instituto de Algeciras, pero también imparte lecciones de kite surf en Tarifa, la meca de los riders. La ciudad del viento. Parece una vida normal, solo por un detalle. Marcos perdió la pierna derecha en un accidente cuando tan solo contaba con ocho años. Fue una noticia que corrió por todo Jerez, sobre todo por los colegios. Era febrero de 1992, la ciudad celebraba la Exposición Universal de Sevilla y donde Jerez iba a estar representada con uno de los pabellones que inundaban la isla de La Cartuja. Pedro Pacheco, alcalde de Jerez, visitaba los colegios para exponer lo que suponía aquello. Casualmente, cuando el andalucista asistía al colegio Juan María el Cuco, donde estudiaba Marcos, sucedió lo inesperado.

Una manguera se enrolló trágicamente en un columpio del colegio -una rueda giratoria que posteriormente fue retirada de todos los centros esoclares- donde jugaba Marcos, al que se le enganchó dicha manguera en la pierna derecha.  "El momento del accidente lo recuerdo perfectamente", recuerda Marcos, quien relata el desgraciado incidente: "Tenía 8 años, estaba con mis compañeros en el recreo y había un columpio que daba vueltas, con compañeros dentro empujando. Pero había una manguera que me atrapó la pierna, me la desgarró y me la partió". A tan corta edad, Marcos tuvo que vivir un auténtico infierno, inimaginable para un niño de 8 años. "Cuando me desperté, vi que me habían amputado una pierna", recuerda, aunque aquello no fue para nada un impedimento para él: "Yo seguía haciendo lo mismo. Me encantaba el deporte. Era muy nervioso, me encantaba moverme y seguía haciendo lo mismo que antes".

Y del dicho, al hecho. Marcos no se quedó quieto, a pesar de haber perdido un apoyo, recuperó otros y se decidió por la natación. "Empecé a nadar hasta que un día me plantearon competir", comenta este jerezano que se tomó en serio la natación. Tanto, que, tras una década compitiendo por libre, se marchó al Centro de Alto Rendimiento de Málaga y de la mano de Xavier Casademont logró sus mejores logros: la tercera mejor marca de Europa en 400 m. libres, once medallas en los Campeonatos de España en diferentes modalidades y hasta 65 medallas de oro en los Campeonatos de Andalucía. "Me planteé que quería estudiar algo relacionado con la actividad física, por eso estudié INEF".

No había nada que parara a Marcos. Tras acabar la Secundaria, este joven jerezano que parece no querer parar nunca de hacer cosas se preparó para estudiar Inef en Granada. Y así fue. Decide hacer el examen de ingreso en la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte y supera las pruebas físicas, cursando hasta que se licencia, especializándose en natación y esquí alpino. "Probé otros deportes y descubrí el esquí alpino", recuerda. Se lo tomó en serio -como todo- y sus números deslumbra:  bronce en la modalidad de Gigante (Clase LW2) en los Campeonatos de España de Esquí Alpino Adaptado de la temporada 2003/2004 (Andorra) y participante en la Copa de Europa de Esquí Alpino en La Molina (13-15 Enero 2006).

Pero Marcos soñaba con algo más. Se preparó unas oposiciones, las aprobó y empezó a dar clases. Primero en Isla Cristina, donde, recuerda, "los niños me preguntaban qué me pasaba. Iba en pantalón largo, pero a los dos días me puse pantalón corto y ya no tenía que explicar nada". Allí descubrió la que iba a convertirse en su pasión; el kite surf. "Siempre me había llamado la atención y por eso me vine a Tarifa a buscar a alguien que me pudiera enseñar y así me encontré con Hugo". Hugo Miravalles era el director de la EscuelaVolare de la ciudad del viento y no se asustó ante el reto que le planteaba Marcos. Todo lo contario. "Me dijo que se embarcaba conmigo en un proyecto de este tipo", una empresa complicada. Era 2008 y no se conocía ninguna adaptación para la práctica del Kite en personas con este tipo de discapacidad, por lo que tuvieron que diseñar una tabla para navegar sentado.

Hasta que Marcos encontró su punto de apoyo,a su mejor compañero desde entonces: "Tenía que navegar sentado, pero miré por internet y encontré una rodilla que estaba diseñada para la práctica de deportes extremos, como kite, skate o snowboard...". Y así llegó el gran día, ese en el que Marcos pudo ponerse de pie en una tabla y volar con la cometa: "Fue una sensación única, no esperaba conocerlo ni esperaba que llegara ese día, el día que navegara solo... Fue un día de diversión, de autoestima y de decir, 'yo puedo con esto, y con lo que me echen'". Y como logró, de la mano de Hugo, subirse a una tabla y navegar, Marcos fue a más y se convirtió en el primer rider con discapacidad a nivel nacional, formando parte del equipo F-ONE y logrando un gran hito, completar en 2010 la travesía de Isla Cristina a Punta Umbría. 35 kilómetros a merced del fuerte viento de la Costa de la Luz.

Pero todo esto no es nada para este joven profesor jerezano. "Soy un deportista normal", apunta con sencillez, aunque sin dejar de mirar nuevos retos: "Es fundamental superarme, crecer, hay que adaptarse a las situaciones". Y es que es algo vital para alguien que a tan corta edad s encontró con una piedra enorme en el camino. Una piedra que, por otro lado, le ha dado mucho. "El accidente, aunque parezca mentira, ha aportado más cosas buenas en mi vida que malas", reconoce, ha creado, continúa, "una serie de valores que no llegas a ver si no te sucede algo así". Y es que Marcos, a sus 30 años, valora lo que tiene, lo que se ha ganado con mucho esfuerzo. Marcos, valora la vida: "Vivir, para mí, ya es un privilegio".

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